Siguiendo las connotaciones políticas de “Mutant Liberation Begins”, el episodio 3 de “X-Men '97”, “Fire Made Flesh”, gira hacia la fantasía. Jean Grey, quien dio a luz a Nathan, descubre que ella es un clon, creado por Mister Sinister para infiltrarse en los X-Men. Jean 2.0 se hace llamar la Reina Duende Desata visiones psicológicas infernales sobre los X-Men.
Si esto suena aún más tonto que el episodio anterior, recuerde: “X-Men” es un cómic de superhéroes, no una polémica. “Fire Made Flesh” rinde homenaje al lado fantástico de los cómics adaptando el evento cruzado entre “Inferno” de Claremont y Louise Simonson. La atmósfera del episodio es incomparable, desde el laboratorio gótico de estilo “Frankenstein” de Sinister hasta la catedral donde los X-Men se enfrentan a la Reina Goblin. Los demonios del episodio son tan terroríficos como los dibujados por Marc Silvestri en “Inferno”, con la ventaja añadida de deslizarse y cambiar de forma gracias al movimiento de la animación.
Hablando del conflicto entre Magneto y la Reina Goblin, donde ambos usan las vidrieras de la catedral como munición telequinética, es una de las mejores escenas de acción de la primera temporada. No son las únicas críticas que intercambian. La Reina Goblin también deja caer algunas líneas extrañas sobre querer a Magneto “como un juguete” y luego besa a Cyclops con su sangre como si fuera un lápiz labial.
El Universo Cinematográfico de Marvel carece de género, lo que es sólo otro ejemplo de cómo sus héroes no se sienten personas reales con problemas y emociones reales. “X-Men '97” es la cura para eso. Desde la existencia de la Reina Goblin hasta las bromas sobre que Rogue la pone a prueba Durabilidad En Danger Room Sessions con Magneto, el programa rinde homenaje a las imágenes psicosexuales de los cómics de Claremont.
“X-Men” es una serie de televisión, ¿y qué es una serie sin sexo?