Los cinéfilos enviaron un doloroso mensaje a los estudios de Hollywood durante el largo fin de semana del Memorial Day.
Los ingresos de taquilla del fin de semana alcanzaron su nivel más bajo en 30 años, con programas como “Furiosa: A Mad Max Saga” y “Garfield” aterrizando con fuerza.
Esto no augura nada bueno para la temporada cinematográfica de verano, que este año viene repleta de series y precuelas. Un analista de la industria espera que las ventas de entradas de verano sean hasta un 25% inferiores al total del año pasado de casi 4.000 millones de dólares.
No culpo a los cinéfilos. Su enorme demanda de “Barbie” y “Oppenheimer” (“Barpenheimer”, como llegaron a llamarse) demostró que había una audiencia para las producciones teatrales, pero la gente quería ver las historias originales.
Si Hollywood recibió el mensaje, no parece haberlo registrado.
Este verano hay muy pocas películas que entren en el campo de la historia original. En cambio, los cinéfilos disfrutarán de las secuelas de “Bad Boys”, “Inside Out”, “A Quiet Place”, “Despicable Me” y más.
Si bien estos títulos sin duda encontrarán audiencia, muchas personas pueden esperar para verlos en servicios de transmisión en lugar de gastar mucho para verlos en los cines. Una familia de cuatro personas puede gastar fácilmente casi $100 en una película (incluidos los refrigerios).
Los estudios cinematográficos todavía están retomando el rumbo después de los ataques de Hollywood del año pasado, lo que tal vez ayude a explicar la escasez de películas originales.
Pero eso no explica por qué las lecciones obvias de “Barbenheimer” parecen haberse perdido entre los ejecutivos de los estudios, y por qué la industria parece más enfocada que nunca en ir a lo seguro y reciclar a los ganadores del pasado.
La transmisión en vivo es un duro golpe para la industria del entretenimiento, del mismo modo que Internet ha eliminado lo que se sabe a través de los periódicos.
Si Hollywood quiere que la gente transmita principalmente películas, que así sea. Hacen un buen trabajo al marcar el comienzo de esa era.
Por otro lado, si los estudios quieren mantener viva la distribución en salas, tienen que escuchar lo que sus clientes tienen que decir.
Lo que dicen es que lo mismo de siempre no vale lo que cuesta.